Cada vez hay más restaurantes que deciden traducir su carta a diferentes idiomas con la intención de atraer a más clientes extranjeros facilitándoles la comprensión de los platos que ofrecen. Esto es muy habitual, sobre todo, en las zonas más turísticas, por ejemplo, en la costa.
En un principio, puede que traducir la carta de un restaurante nos pueda parecer sencillo porque se trata de término con los que estamos muy familiarizados. Sin embargo, son términos y conceptos que resultan completamente ajenos a los que serán los lectores y que no necesariamente van a tener un equivalente exacto en otros idiomas. Aquí es precisamente donde reside la dificultad de estos textos.
¿Qué nos preguntas en la traducción de carta de un restaurante?
Antes de ponernos manos a la obra y empezar a traducir hay que tomar algunas decisiones: ¿nos vamos a limitar a traducir literalmente el nombre de los platos? ¿Dejamos el nombre en español y añadimos una explicación? ¿No traducimos el nombre original y le ponemos un nombre que explique el plato?
La decisión no es fácil y en muchas ocasiones dependerá del tipo del plato y del idioma al que se traduzca, pero sí que tenemos que intentar ser coherentes y utilizar la misma solución en todos los platos.
Si solamente traducimos el nombre del plato, habrá ocasiones en las que el cliente no sepa qué está pidiendo. Por ejemplo, un cliente inglés probablemente no se haga una idea de lo que pueden ser unas brave potatoes (patatas bravas). Es una solución que puede no ser la más adecuada para algunos de los platos más típicos de nuestra gastronomía.
Por otro lado, la opción de dejar el nombre en español y añadir una explicación puede que sea la opción más acertada pero no siempre será la más práctica por motivos de espacio; ya que obviamente esta opción hace que el texto traducido sea más largo que el original.
Siempre podemos olvidarnos del nombre original del plato y ofrecer una traducción que proporcione información sobre los ingredientes principales sin llegar a explayarnos tanto como en una pequeña explicación. En este caso el cliente no va a saber cómo se llama el plato en español y no lo podrá pedir en otro restaurante y, además es posible que pongamos en apuros a algún camarero, y es que aunque la carta esté traducida al ruso, esto no significa que los camareros entiendan ruso.
Esto nos lleva a otro punto importante, si las traducciones no se escriben al lado del texto original, quizás nos tengamos que plantear organizar de algún modo los platos (números, letras, algo sencillo y discreto) para que los camareros puedan identificar lo que piden los clientes aunque no hablen su mismo idioma.
Ya han podido ver que la tarea de traducir un menú no resulta tan sencilla como puede parecer a primera vista. Sin embargo, si confía en traductores profesionales y se pone en el lugar de los comensales, podrá llegar siempre a la solución más acertada.