Normalmente, cuando nos decidimos a aprender un idioma nuevo lo hacemos para aumentar nuestras posibilidades de encontrar trabajo o de ascender en el que ya tenemos, para movernos con más facilidad a la hora de viajar o, simplemente porque nos atrae una cultura determinada. Pero pocas veces nos paramos a pensar en los beneficios cognitivos que tiene hablar más de un idioma.
Además de acercarnos a una cultura nueva, aprender un idioma nos aporta otros beneficios:
– Las personas que hablan más de un idioma tienen mayor facilidad para resolver problemas de forma racional. Esto es debido a que cuando pensamos en una lengua extranjera, sin darnos cuenta, analizamos las situaciones desde un punto de vista más objetivo, ya que es un idioma con el que tenemos un vínculo emocional menor.
– Hablar varios idiomas hace que cambiar de tarea resulte más fácil. Está demostrado que las personas que hablan varios idiomas (sobre todo las que son bilingües) tienen una mayor facilidad para cambiar de una tarea a otra. Y es que, al fin y al cambio, su cerebro está acostumbrado a ir cambiando de un idioma a otro.
– Aunque todavía no existe ninguna forma de evitar padecer Alzheimer, sí que se sabe que hablar más de un idioma o aprender un idioma puede ralentizar el desarrollo de esta enfermedad entre cuatro y seis años. Esto es así gracias al ejercicio que realiza el cerebro al tener que cambiar de un idioma a otro y al aprender las estructuras de un idioma nuevo.
– Hablar varios idiomas nos permite tener una mayor capacidad de atención. Esto se debe a que el cerebro ya está acostumbrado a estar atento para separar los idiomas y así evitar interferencias a la hora de hablar.
Teniendo en cuenta todo esto parece que no tenemos excusa para aprender un idioma nuevo, ¿con cuál os animáis?
