La página web de una empresa es su escaparate al mundo exterior. Es la ventana que está disponible para los clientes las 24 horas del día durante los 7 días de la semana. Es por ello que debe contener toda la información relativa al negocio, desde la descripción del mismo hasta los productos o servicios que se ofrecen y las direcciones de contacto. Si la página web está operativa, optimizada a los diferentes soportes electrónicos y actualizada, será una herramienta eficaz para la venta dentro de territorio nacional.
Pero, ¿qué ocurre cuando nos internacionalizamos? En estos casos, deberemos traducir el contenido de la web al idioma oficial del país en el que queremos operar. No es suficiente con saber hablar ese idioma o con traducir los contratos comerciales. La página web debe ser entendida por los clientes y empresas extranjeras para que comprendan el negocio, conozcan la forma de trabajar, así como cada uno de los productos o servicios. Esta traducción debe correr a cargo de un equipo de traductores nativos para que sea correcta.
¿Cuál es el papel de los traductores en una página web?
Los traductores profesionales son capaces de traducir textos a cualquier idioma gracias a la incorporación de nativos al equipo. Trabajan sobre todos los tipos de códigos web como es HTML, XML o PHP y utilizan gestores de contenidos CMS (Joomla, WordPress…) para insertar las traducciones realizadas. Por otro lado, la agencia de traducción ofrece la posibilidad de traducir los textos de la web por escrito.
Además, los traductores de cabecera se encargarán de optimizar la traducción y de adecuarla a los parámetros SEO para conseguir un mejor posicionamiento en la web y una mayor visibilidad. La página web aparecerá, de esta forma, en los primeros resultados de los motores de búsqueda de cada idioma.
¿Qué se consigue con la traducción de la página web?
Ofrecer una página web en el idioma oficial del país en el que exportamos es el primer paso para tener éxito. La traducción permite el entendimiento de los usuarios o clientes que nos visitan. Además, se crea una relación más cercana que se traduce en confianza. Hablarles en su idioma es un sinónimo de respecto y valoración a la vez que se consigue un contacto más directo, claro y transparente.
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