En ocasiones tenemos un texto en nuestras manos y no sabemos si está todo lo correcto que debería, bien porque nuestros conocimientos del idioma sean limitados o bien porque, aun siendo en nuestra lengua materna, el texto puede contener errores y queremos asegurarnos de pulirlo antes de presentarlo, de publicarlo, de maquetarlo o de imprimirlo.
Ya se trate de un currículum, de una carta de presentación, de un menú en uno o varios idiomas, de un manual de instrucciones, del contenido de una página web, de textos publicitarios, de una obra literaria o del texto que se trate, es posible que convenga invertir en su revisión. ¿En qué casos? Te damos algunas pistas para que valores si te interesa contratar una revisión externa de tu texto:
- Textos para publicar. Son los más obvios: nadie quiere gastar un dinero en la impresión de cartelería, folletos, menús, manuales, etc. y percatarse después de un fallo garrafal que quedará ahí para los restos. Es muy aconsejable considerar la revisión incluso aunque se trate de una simple frase o eslogan.
Cartel con errata (fuente: granadahoy.com)
Como muestra, la imagen de la derecha (fuente: www.granadahoy.com).
- Textos como imagen nuestra o de nuestra empresa. Nos referimos a ese currículum, esa carta de presentación o ese proyecto que vamos a entregar y que va a decir, lo queramos o no, mucho de nosotros. Por tanto, merece la pena asegurarse de que no contiene errores.
- Traducciones poco satisfactorias. Si has recibido una traducción que no te convence y quieres una segunda opinión o comprobar si contiene errores, también puedes solicitar una revisión. En este caso, acude en primer lugar a la agencia de traducción que realizó el trabajo, pues deberían solucionarlo sin problemas. Si no, solicita una revisión externa. (No obstante, en casos de traducción no realizadas por profesionales, suele ser más conveniente volver a traducir el texto que corregirlo; ahorraremos tiempo y dinero.)
¿Qué se revisa?
Cuando contratamos la revisión de un texto se revisa, por supuesto, la ortografía, la corrección gramatical y la coherencia en la escritura. A menos que se indique lo contrario, también se revisa el estilo, aunque si es muy peculiar, se suele preguntar al cliente si desea realizar los cambios propuestos o no. También se corrigen nombres propios, sean de personas, lugares, métodos, etc., especialmente si son conocidos.
En el caso de una traducción en la que se aporta el texto original, también se puede revisar la fidelidad al texto de partida.
¿Qué no se revisa?
El contenido en sí o su veracidad. Es decir, si mandamos revisar un informe sobre los resultados de un ensayo químico, por ejemplo, los revisores comprobarán que todo el texto esté correcto en cuanto a forma y a expresión, pero no si los datos que en él se reflejan son adecuados, naturalmente.
Si tienes dudas, en Tradúcete podemos asesorarte y darte un presupuesto sin compromiso para que tu texto quede perfecto.